Alejandro Araujo Aguilar/Ángulos
Diario
Finalmente el tiempo sigue su marcha y con él las metas también llegan a su lugar. Esto es
que después de esperar, no sólo algunos meses, sino años, Andrés Manuel López Obrador,
fue ungido como Presidente constitucional de los mexicanos. La llegada de López Obrador al poder máximo de México no es un simple triunfo por mayoría de votos, sino todo un movimiento social que por décadas se mantuvo dormido.
La toma de protesta del nuevo presidente de México, no es cualquier cambio de poderes
como ha venido sucediendo, no, la llegada de AMLO, es el resultado de toda una “revolución
Social Silenciosa”; sin armas; sin protestas violentas, pero si de un largo camino lleno de sangre, de mucha sangre, de mucha indignación: de mucha frustración y llena de fosas de cadáveres y desaparecidos.
López Obrador, es la mano larga de la venganza de los millones de mexicanos que a lo largo
de siglos han sido explotados por las grandes corporaciones nacionales e internacionales,
de los ambiciosos grupos de poder económicos cobijados bajo la tutela de los gobiernos en
turno. El nuevo presidente representa el sentí miento de una gran nación traicionada, ultrajada y saqueada hasta los huesos.
La nueva presidencia en manos de un hombre que ha prometido limpieza y sacar adelante a
las grandes masas, a los miles de grupos marginados y esclavizados en las maquiladoras extranjeras.
A los miles de campesinos, prácticamente ya sin tierras productivas por la extensa
explotación de caciques e intermediarios. Hoy la fe de miles de indígenas mexicanos ha
sembrado su esperanza en este hombre, que tiene un gran compromiso, mejor dicho, un espectacular compromiso: vencer a la corrupción; enfrentarse a los grupos más poderosos del país y del mundo para intentar un reparto más justo de la riqueza mexicana.
Poner la justicia de lado de los desprotegidos, de los mexicanos comunes y corrientes, de los
trabajadores de clase media, de todo hombre que merece un pedazo de la riqueza que este
país produce y que se ha quedado en manos de unos cuantos, llegando a riquezas insultantes e incluso incontables de tan fenomenales que
son.
Hoy la esperanza es de todos, menos de los que ya tienen y lo han conseguido sobre la pobreza y dignidad de los mexicanos trabajadores de todas las clases esta en las manos y sabiduría de López Obrador. AMLO Enfrenta un monstruo de país, heredado por los grupos corruptos del poder, por entes sin escrúpulos y enfermos de ambición, como los el círculo del dominio judicial, el legislativo y el Ejecutivo.
Pero las promesas y el discurso de AMLO, abren la gran puerta de la esperanza de un México mejor, de un México sangrado y golpeado por el despiadado pasado en manos de enfermos mentales. La inseguridad plantada en todo el territorio nacional, será una verdadera barda que tendrá que saltar.
Sin embargo, lo cierto es que, esta “Revolución Silenciosa” apenas dio inicio. Quienes dieron
su confianza al nuevo presidente deberán de respaldar con toda su fuerza las decisiones que
tenga que tomar por increíbles o desentonantes que parezcan. HAY NUEVO PRESIDENTE
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